Nota importante de Último Reducto
La onda del futuro[1]
Por Theodore J. Kaczynski
Algunas personas han propuesto que las
ciudades del futuro deberían estar cubiertas por enormes cúpulas para
protegerlas de la lluvia y hacer posible que toda la ciudad se mantenga a una
temperatura constante, y no hay duda de que esta idea acabará llevándose a
cabo. Ha habido algo de debate acerca de si estas cúpulas deberían ser opacas,
para proteger a la gente de la luz solar y cosas similares, o transparentes
para que la gente pueda ver el cielo. Mi opinión personal es que deberían ser
transparentes. Puede que en la actualidad ustedes piensen que no hay mucho que
ver en el cielo, pero en el año 2000 las cosas podrían ser muy diferentes. Me
refiero a la posibilidad futura de que controlemos las nubes.
En el presente, los científicos no
tienen el control sobre la hora a la que las nubes van a pasar o las formas que
adquirirán. A veces hay tantas nubes que no hay suficiente luz afuera y a veces
no hay ni una nube; y sus formas son completamente irregulares y sin sentido.
No es bueno para la ciencia que haya cosas que escapen a su control. En el año
2000, sin embargo, será posible que los científicos controlen las nubes de modo
que aparezcan a intervalos regulares definidos y tengan formas geométricas predeterminadas.
Por ejemplo, las nubes podrían ser cúbicas los lunes, tetraédricas los martes,
dodecaédricas los miércoles, etc. No debería subestimarse el valor educativo de
esto. Y el momento en que aparezcan las nubes estará programado de un modo tan
preciso que podrán ustedes poner en hora sus relojes mirándolas.
Ahora bien, puedo predecir de antemano
que va a haber algunas ancianitas sentimentales que se opondrán a esto. Por ejemplo,
dirán que hay alguna gente a la que le gusta mirar a las nubes y señalarán que
a los niños les gusta imaginar que ven caras, animales y cosas similares en las
extrañas formas de las nubes. Dirán que mirar a las nubes controladas sería demasiado
aburrido. Sin embargo, esta dificultad no sólo podrá ser remediada, sino transformada
en una ventaja. Los científicos del futuro serán capaces de hacer que las nubes
se muevan y cambien siguiendo patrones definidos, de modo que formarán imágenes
y mostrarán historias, igual que la televisión. Por tanto mirar a las nubes del
futuro en realidad será mucho más interesante y entretenido que mirar a las de
hoy. De hecho, se emitirán en el cielo programas educativos de forma regular y
planificada, lo que ayudará a enseñar a los niños todos los datos científicos
que necesiten conocer para apañárselas en el mundo del mañana. Y la nube-visión
será incluso mejor que la televisión educativa, porque la gente no podrá
cambiar a un canal que emita violencia.
Recuerden, las nubes son de ustedes y serán controladas por su bien.
Otra cosa que preocupa a estas viejecitas
y a otras almas delicadas es que el avance de la ciencia y de la industria podría
destruir el mundo natural. Estos miedos son totalmente infundados. En los
Estados Unidos se ha creado un Sistema de Parques Nacionales para proteger
nuestra vegetación y nuestra fauna salvaje y en el futuro nuestros Parques
Nacionales serán incluso mejores, mucho
mejores, que los de hoy en día. Por ejemplo, en el año 2000 cada animal tendrá
puesto un pequeño radiotransmisor de forma permanente de forma que los zoólogos
puedan vigilar su situación y su estado. Esto les permitirá ayudar a los animales enfermos o a aquellos
que estén en algún problema. Los biólogos podrán modificar el terreno cuando
sea necesario y plantarán todas las plantas forrajeras adecuadas que hagan
falta para asegurarse de que los animales obtengan una nutrición adecuada. (De
hecho, algo de esto ya se está haciendo incluso en la actualidad, en algunos de
nuestros parques nacionales). Por una módica tarifa, el público será admitido
en los parques –bajo la supervisión de guías especialmente cualificados para
asegurar que las personas irreflexivas no dañen nuestro precioso patrimonio
natural. Incluso se podrá lograr que los cerebros de los animales estén
controlados por medio de dispositivos electrónicos que permitan obligarles a llevar
a cabo sus hábitos menos frecuentes a voluntad del guía para así poder educar a
los espectadores.
Los espíritus sensibles y los carcas
ignorantes que aún viven en el pasado creen que el avance de la tecnología
podría quitarnos parte de nuestra libertad. Sin embargo esto es una estupidez
supersticiosa. La verdad es justo lo contrario. La ciencia del mañana hará
posible que tengamos mucha más libertad de la que tenemos hoy en día. De hecho,
en el año 3000, seremos capaces de abolir todas las leyes, porque la gente será
mejorada de modo que ya ni siquiera querrán nunca hacer nada que no sea por el
bien de la sociedad. Nada más nacer, la mente de cada bebé será ajustada por
los científicos para que cuando crezca se convierta en un ciudadano cívico,
solidario, sano, feliz y deseoso de ser útil a la comunidad.
Y si a alguien no le gusta todo esto,
los psicólogos del futuro serán capaces de repararle para que le guste.
[1]
Traducción a cargo de Último Reducto del texto de “The Wave of the Future”,
publicado originalmente en The Saturday
Review, 13 de junio de 1970. N. del
t.