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domingo, 6 de marzo de 2022

La onda del futuro

 

Nota importante de Último Reducto


La onda del futuro[1]

Por Theodore J. Kaczynski

Algunas personas han propuesto que las ciudades del futuro deberían estar cubiertas por enormes cúpulas para protegerlas de la lluvia y hacer posible que toda la ciudad se mantenga a una temperatura constante, y no hay duda de que esta idea acabará llevándose a cabo. Ha habido algo de debate acerca de si estas cúpulas deberían ser opacas, para proteger a la gente de la luz solar y cosas similares, o transparentes para que la gente pueda ver el cielo. Mi opinión personal es que deberían ser transparentes. Puede que en la actualidad ustedes piensen que no hay mucho que ver en el cielo, pero en el año 2000 las cosas podrían ser muy diferentes. Me refiero a la posibilidad futura de que controlemos las nubes.

En el presente, los científicos no tienen el control sobre la hora a la que las nubes van a pasar o las formas que adquirirán. A veces hay tantas nubes que no hay suficiente luz afuera y a veces no hay ni una nube; y sus formas son completamente irregulares y sin sentido. No es bueno para la ciencia que haya cosas que escapen a su control. En el año 2000, sin embargo, será posible que los científicos controlen las nubes de modo que aparezcan a intervalos regulares definidos y tengan formas geométricas predeterminadas. Por ejemplo, las nubes podrían ser cúbicas los lunes, tetraédricas los martes, dodecaédricas los miércoles, etc. No debería subestimarse el valor educativo de esto. Y el momento en que aparezcan las nubes estará programado de un modo tan preciso que podrán ustedes poner en hora sus relojes mirándolas. 

Ahora bien, puedo predecir de antemano que va a haber algunas ancianitas sentimentales que se opondrán a esto. Por ejemplo, dirán que hay alguna gente a la que le gusta mirar a las nubes y señalarán que a los niños les gusta imaginar que ven caras, animales y cosas similares en las extrañas formas de las nubes. Dirán que mirar a las nubes controladas sería demasiado aburrido. Sin embargo, esta dificultad no sólo podrá ser remediada, sino transformada en una ventaja. Los científicos del futuro serán capaces de hacer que las nubes se muevan y cambien siguiendo patrones definidos, de modo que formarán imágenes y mostrarán historias, igual que la televisión. Por tanto mirar a las nubes del futuro en realidad será mucho más interesante y entretenido que mirar a las de hoy. De hecho, se emitirán en el cielo programas educativos de forma regular y planificada, lo que ayudará a enseñar a los niños todos los datos científicos que necesiten conocer para apañárselas en el mundo del mañana. Y la nube-visión será incluso mejor que la televisión educativa, porque la gente no podrá cambiar a un canal que emita violencia.

Recuerden, las nubes son de ustedes y serán controladas por su bien.

Otra cosa que preocupa a estas viejecitas y a otras almas delicadas es que el avance de la ciencia y de la industria podría destruir el mundo natural. Estos miedos son totalmente infundados. En los Estados Unidos se ha creado un Sistema de Parques Nacionales para proteger nuestra vegetación y nuestra fauna salvaje y en el futuro nuestros Parques Nacionales  serán incluso mejores, mucho mejores, que los de hoy en día. Por ejemplo, en el año 2000 cada animal tendrá puesto un pequeño radiotransmisor de forma permanente de forma que los zoólogos puedan vigilar su situación y su estado. Esto les permitirá  ayudar a los animales enfermos o a aquellos que estén en algún problema. Los biólogos podrán modificar el terreno cuando sea necesario y plantarán todas las plantas forrajeras adecuadas que hagan falta para asegurarse de que los animales obtengan una nutrición adecuada. (De hecho, algo de esto ya se está haciendo incluso en la actualidad, en algunos de nuestros parques nacionales). Por una módica tarifa, el público será admitido en los parques –bajo la supervisión de guías especialmente cualificados para asegurar que las personas irreflexivas no dañen nuestro precioso patrimonio natural. Incluso se podrá lograr que los cerebros de los animales estén controlados por medio de dispositivos electrónicos que permitan obligarles a llevar a cabo sus hábitos menos frecuentes a voluntad del guía para así poder educar a los espectadores. 

Los espíritus sensibles y los carcas ignorantes que aún viven en el pasado creen que el avance de la tecnología podría quitarnos parte de nuestra libertad. Sin embargo esto es una estupidez supersticiosa. La verdad es justo lo contrario. La ciencia del mañana hará posible que tengamos mucha más libertad de la que tenemos hoy en día. De hecho, en el año 3000, seremos capaces de abolir todas las leyes, porque la gente será mejorada de modo que ya ni siquiera querrán nunca hacer nada que no sea por el bien de la sociedad. Nada más nacer, la mente de cada bebé será ajustada por los científicos para que cuando crezca se convierta en un ciudadano cívico, solidario, sano, feliz y deseoso de ser útil a la comunidad.

Y si a alguien no le gusta todo esto, los psicólogos del futuro serán capaces de repararle para que le guste.



[1] Traducción a cargo de Último Reducto del texto de “The Wave of the Future”, publicado originalmente en The Saturday Review, 13 de junio de 1970. N. del t.