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jueves, 8 de septiembre de 2022

Comentarios críticos a “El ecofascismo: una rama aberrante del izquierdismo” de Ted Kaczynski

 

Comentarios críticos a “El ecofascismo: una rama aberrante del izquierdismo” de Ted Kaczynski

Por Último Reducto

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De nuevo Último Reducto se ve, muy a su pesar, obligado a criticar otro texto de Theodore John Kaczynski: “El ecofascismo: una rama aberrante del izquierdismo” (https://ultimoreductosalvaje.blogspot.com/2022/09/el-ecofascismo-una-rama-aberrante-del.html).

Antes de nada hay que dejar bien claro que Kaczynski tiene razón en repudiar ciertas corrientes autoritarias y racistas que se declaran supuestamente afines a sus ideas (él llama “ecofascismo” a dichas corrientes), sin embargo, del modo en que lo hace en este artículo, se está equivocando en ciertos aspectos importantes.

[Este texto es más largo, para leerlo haz click aquí]



Último Reducto 

Contacto: ultimo.reducto@hotmail.com

El ecofascismo: Una rama aberrante del izquierdismo

 El ecofascismo: Una rama aberrante del izquierdismo[1]

Por Ted Kaczynski

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Los “ecofascistas”, tal como yo entiendo ese término, comparten, como mínimo, dos rasgos:

I.  No abogan por el rechazo total de la tecnología moderna, sino que quieren crear una sociedad en la que la tecnología sea “limitada” y se utilice “sabiamente” de forma que se garantice la salud ecológica de nuestro planeta.

II.   Apoyan, si no el supremacismo blanco, al menos el separatismo blanco.

Tomemos primero el rasgo I. En esencia, los ecofascistas quieren una sociedad planificada, lo que significa, dicho de forma bastante simple, que son socialistas, ya que la idea fundamental del socialismo es la de una sociedad planificada.[2] La ilusión de una sociedad planificada se originó en la Ilustración, cuando ciertos filósofos, engañados por el éxito en la aplicación de la racionalidad científica al mundo físico, se imaginaron que la racionalidad científica podría aplicarse con igual éxito al desarrollo de las sociedades humanas. Todo lo que llevamos aprendido desde el siglo XVIII debería haber disipado esta ilusión hace ya mucho tiempo; pero los izquierdistas de hoy, incluidos los ecofascistas, persisten en aferrarse a ella.

A finales de los años 90 y principios de este siglo, mucha gente de la izquierda hacía referencia a mis escritos como si yo fuese su camarada ideológico. Lograban hacerlo gracias a que realizaban una lectura selectiva: no eran capaces de percibir o de recordar aquellas partes de mi obra que eran radicalmente incompatibles con su ideología. Esos ecofascistas que hoy citan mi obra, o que afirman que yo soy su inspiración, están igualmente llevando a cabo una lectura selectiva: pasan completamente por alto partes cruciales de mi obra; por ejemplo, el capítulo uno de Anti-Tech Revolution,[3] en el que se demuestra que el desarrollo de una sociedad nunca puede estar sujeto a una dirección racional por parte de los seres humanos. Ya sólo en base a esto, se puede predecir con perfecta certeza que cualquier intento por parte de los ecofascistas -o de quien sea- de establecer y mantener un equilibrio estable y mundial entre la tecnología y la salud ecológica fracasará.

Ahora veamos el rasgo II. El verdadero movimiento antitecnológico rechaza toda forma de racismo o etnocentrismo. Esto no tiene nada que ver con la “tolerancia”, la “diversidad”, el “pluralismo”, el “multiculturalismo”, la “igualdad” o la “justicia social”. El rechazo del racismo y del etnocentrismo es, pura y simplemente, un punto cardinal de la estrategia.

Cualquier movimiento que pretenda limitar la tecnología tiene que ser mundial, porque si se frena el progreso tecnológico en una parte del mundo mientras otra parte del mundo sigue por la senda del desarrollo tecnológico desenfrenado, entonces la parte del mundo que sea completamente protecnológica tendrá una enorme preponderancia sobre la parte menos tecnológica en cuanto al poder se refiere. Antes o después la parte totalmente protecnológica tomará el control de la otra parte para explotar sus recursos. Por mencionar sólo el ejemplo más obvio, si se frena el progreso tecnológico en Estados Unidos mientras China continúa por su actual camino tecnológico, entonces China dominará el mundo y tomará lo que quiera de los recursos naturales de Estados Unidos, independientemente de los deseos de los estadounidenses.[4]

Por razones obvias, un movimiento que sea supremacista blanco no puede ser mundial. Aun cuando un movimiento no reivindicase la superioridad de ninguna raza o cultura, sino que se limitase a insistir en mantener separadas y diferenciadas las distintas razas o culturas del mundo, dicho movimiento no podría mantener a raya la tecnología, porque su actitud separatista promovería inevitablemente la rivalidad y/o el recelo entre las distintas razas o grupos étnicos. Cada raza o grupo étnico, en aras de su propia seguridad, trataría de asegurarse de tener más poder -y, por tanto, más tecnología- que otras razas o grupos étnicos. De ello se deduce que cualquier movimiento que pretenda limitar la tecnología debe hacer todo lo posible por minimizar divisiones o diferencias entre razas o grupos étnicos.[5] Por pura cuestión de estrategia, hay que promover la mezcla racial y cultural.

Los ecofascistas deberían leer CUIDADOSAMENTE “Industrial Society and Its Future”, Technological Slavery[6] y Anti-Tech Revolution. Hacerlo no cambiará sus creencias -que se basan únicamente en la emoción, no en la razón- pero al menos puede que evite que me consideren una “inspiración” y citen mis obras como apoyo de su ideología. Eso debería demostrarles que soy su adversario.

La fijación de los ecofascistas con la raza los emparenta con los izquierdistas, que también tienen una fijación con la raza. La diferencia entre ambos es sólo que para los ecofascistas la raza “blanca” es el héroe de la historia, mientras que la izquierda común convierte a esa misma raza en el villano. Los ecofascistas y los izquierdistas comunes son sólo dos caras de la misma (falsa) moneda.


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NOTA IMPORTANTE: Véase en Último Reducto: “Comentarios críticos a ‘El Ecofascismo: una rama aberrante del izquierdismo’”(https://ultimoreductosalvaje.blogspot.com/2022/09/comentarios-criticos-el-ecofascismo-una.html). 



[1] Traducción a cargo de Último Reducto de “Ecofascism: An Aberrant Branch of Leftism”. Copyright © 2019 Theodore John Kaczynski, para el original. Copyright © 2022 Último Reducto para la traducción. N. del t.

[2] Los socialistas modernos sofisticados no contemplan la eliminación de toda la empresa privada; simplemente quieren que la empresa privada se limite y se controle de tal manera que desempeñe el papel que se le asigna en su plan general para la sociedad.

[3] Fitch & Madison, 2016. N. del t.

[4]Véase “Industrial Society and Its Future”, párrafo 195 (Technological Slavery, Volume One: Revised and Expanded Edition, Fitch & Madison, 2019). [Existe edición en castellano del ensayo: La sociedad industrial y su futuro, Isumatag, 2011. N. del t.].

[5] Véase ISAIF, párrafos 191 y 192, así como Technological Slavery, página 178.

[6] Aquí Kaczynski podría estar haciendo referencia tanto a la edición ya citada como a Technological Slavery: The Collected Writings of Theodore J. Kaczynski, Feral House, 2010. N. del t.